Martes/09 agosto/2022.
El carisma y belleza de la esposa del gobernador Alejandro Murat le acarreó grandes simpatías entre la sociedad oaxaqueña, a tal grado, que su trabajo en el DIF la fue impulsando hasta a ser considerada una posible candidata a gobernar Oaxaca por el tricolor.
Sin embargo, sus habilidades y don de gentes la fueron desviando a las trivialidades de las redes sociales, no sabemos si para convertirse en una “influencer” o simplemente para encaminar el verdadero propósito de su “amor por Oaxaca”.
De esa forma su presencia se fue marcando más en el área cultural y turística, de donde ahora resulta el trasfondo de su protagonismo político que traslada a los negocios de gran calado y visión, como sin duda será su participación en el desfile internacional Mercedes-Benz #Fashion Week con la presentación de diseños, presuntamente de su autoría, pero inspirados
2 / 3 en piezas culturales y trajes típicos de nuestro Estado. Moravy se llama la tienda de la todavía primera dama de Oaxaca.
La pregunta que salta es: ¿Se vale señor gobernador esa metamorfosis política-empresarial que ahora denota la señora Ivette Morán de Murat en detrimento de su labor como Primera Dama del Estado?
¿En donde quedó su sencillez, su apego a nuestras costumbres, pero sobre todo por el interés sobre los pueblos y costumbres de Oaxaca?
¿Acaso todo fue una pose de la que ahora saca dividendos?
Si de por sí el sexenio de AMH se identifica como frívolo y sin resultados, ¿cómo queda cuando el único lado amable de su gobierno se descubre como más de lo mismo?
Si se logró ubicar a Oaxaca en los ojos de todo el mundo, era menester que ello fuera en beneficio de los oaxaqueños y no de quienes supuestamente lo gobiernan…