Mtro. Juan Antonio Gómez Cárdenas
El turismo siempre se ha considerado como una fuente de oportunidades para el desarrollo de una comunidad receptora, de inversión y de innovación empresarial para jovenes y sobre todo para las mujeres que son una mayoría muy representativa en esta noble actividad. En los tiempos electorales como el que ha comenzado a lo largo y ancho de nuestro país, al abordar la temática en foros, encuentros y agendas siempre se le ostentan títulos como “La industria sin chimeneas”, “La industría del ocio”, “la palanca del desarrollo”, “la gallina de los huevos de oro” y un sinfín de sobrenombres que impactan en todas las campañas electorales.
Sin embargo la realidad es otra, al asumir sus responsabilidades los futuros servidores públicos, llamense Presidente de la República, Gobernadores, Senadores, Diputados federales y locales y autoridades municipales, es desde un principio, una de las áreas sino la única en algunos casos, que menor presupuesto se les asigna, y que sobre la gestión cada año, los recortes son frecuentes; me atrevo a decir que hay comisiones de turismo que solo velan los intereses de inversión de los políticos en turno y de las Cámaras empresariales que lamentablemente cada vez más se han politizado, de las que hay disidencias de las mismas y que más que velar por intereses comunes están en la busqueda de espacios públicos, créditos blandos y apoyos; una gran contradicción sobre todo en destinos con altos indices de vocación turística, en los cuales el turismo es la única alternativa de crecimiento sostenido.
Al designar a los títulares y responsables de la administración, afortunadamente ya no es muy común encontrar a gente improvisada dentro del sector, un gran logro no ser lo que en muchos años ocurría ser el área donde se colocaba al “amigo o amiga” que no alcanzaba “hueso”. En los últimos años ha sido muy satisfactorio que esta designación sea en consecuencia para gente del sector empresarial, sin embargo en la disyuntiva de asociacionismo, de cámaras, discidencias y grupos, los discursos se agotan en reuniones interminables, que no refrendan acciones concretas, en las que todos los actores sociales del turismo participen, solamente los del primer círculo cercano. Y los premios que se obtienen sean no el producto del esfuerzo compartido, del juego limpio, sino de la compra o negociación de los mismos.
La política en el turismo, debe ser una politica de liderazgos auténticos y genuinos, que convoquen a Consejos de Turismo de forma amplia y general, no a tomadas de pelo, es decir a modo, en las que el sector no tenga voz y voto señores, y si hay que modificar las leyes para eso estan las comisiones respectivas, la política en turismo es una política de desarrollo, que impacte sobre todo a la comunidad receptora y que obtenga beneficios concretos de ello. En breve los foros serán sin discusión los mismos, con los mismos actores, con los mismos temas y sin un plan rector a largo plazo.
Reflexionemos: En Oaxaca en materia de planeación turística tenemos desde 1968 el “Plan Oaxaca”, “La Declaratoría de Desarrollo Turístico Prioritario de Oaxaca y los Valles Centrales en 1994”, “Las Declaratorias de Patrimonio Cultural”, “La de la Gastronomía como patrimonio cultural inmaterial”, “El Plan Reto”, “El Plan THR”, “El Plan 2032”, “La Agendas de Competitividad de la Ciudad de Oaxaca y de Huatulco”, los premios “Excelencias” a las Rutas Turísticas del Mezcal y de las Artesanías. Bien afirmaba Porfirio Díaz en 1890 “Mucha política y poca administración”…